Hace dos meses, el 6 de agosto, Ucrania empezó su operación transfronteriza en la provincia rusa de Kursk. Según el último informe del Ministerio de Defensa de Rusia, las pérdidas totales de Ucrania en la provincia de Kursk ascendieron a 21.000 efectivos. Además, en estos dos meses, el régimen de Kiev ha perdido en la región 136 tanques, 66 vehículos de combate de infantería, 98 transportes blindados de personal y 888 vehículos blindados resistentes a minas y emboscadas. De acuerdo con varios expertos y medios internacionales, la "campaña más audaz" de Kiev no tuvo éxito para el líder del régimen ucraniano, Vladímir Zelenski, ni para su gobierno.
Los objetivos de la incursión
Tan pronto como se inició la operación de Kiev, el asesor de Zelenski, Mijaíl Podoliak, declaró que la incursión de las tropas ucranianas fue necesaria para intimidar a la población rusa y poner a Ucrania en una posición más favorable en las negociaciones de paz. "¿Será positivo si añade pérdidas adicionales a Rusia? Sí, por supuesto. Si aumenta el coste de la guerra en términos cuantitativos directos: más vehículos blindados destruidos, pérdida de territorio ruso, pérdida de personas, en mayor número, afectará a la forma en que perciben su guerra, por supuesto", aclaró Podoliak en ese entonces.
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