Por Luis Rosa
José Estévez, El Chévere
Maestro de la locución, siempre inquieto y enfocado en sus metas, comenzó en la radio rompiendo barreras en sus programas de bachatas en un tiempo que escuchar esa música era vergonzante y hasta denigrante, pero su visión ayudó a que ese género sea de los de mayor difusión a nivel nacional e internacional.
El Chévere es productor radial, colaborador en programas de televisión, crítico de arte, escritor, compositor, asesor y analista político y con su veteranía se ha convertido en un generador de opiniones.
Una persona de estrato humilde, sencillo, asequible, solidario y convencido de que se debe dar oportunidad al relevo y a la juventud.
Esta síntesis del recorrer de la vida y algunas de sus virtudes más emblemáticas del maestro José Estévez las expuse hace un tiempo a modo de reconocimiento como persona productiva.
Hoy el maestro continúa aquejado de salud, está ingresado en un centro de atención, como paciente lo atienden bien y quizás por tratarse de su figura le pongan el extra, pero no es suficiente.
El Chévere necesita de todos, está en un momento apremiante, muy vulnerable y desprovisto de medicamentos, alimentación y otros elementos básicos que le permitan superar la dificultad y hacer que Dios nos lo deje por un tiempo más.
No es mucho pedir en solidaridad con un amigo necesitado, no es rogar a las autoridades de los gabinetes sociales ni a políticos que se sensibilicen y tomen en cuenta su caso; es cuestión de hacerle la vida más digna a un ícono maeño, un personaje emblemático de nuestra sociedad y no dejar para cuando se nos vaya hacer pompas fúnebres cargadas de hipocresía, decenas de coronas florales llamativas por su blancura con tendencia a la tristeza y con perfumes de desdén.
Entre todos lo hacemos mejor y el maestro José Estévez nos necesita con vehemencia en este momento apremiante de desprendimiento y solidaridad.
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